Estimado Sr. Boadella,
Diversos medios se han hecho eco del contenido de su rueda de prensa sobre la convocatoria de una manifestación en Barcelona el próximo 25 de febrero. En declaraciones recogidas por la agencia EFE afirma usted que el proceder de algunos políticos es más propio «de una logia masónica que de un gobierno democrático». Si no son suyas estas palabras, le pedimos desde ya disculpas por estas líneas. Pero, si lo son, quisiéramos invitarle a reflexionar sobre el hecho de que la idea que usted expresa puede encontrarse, también, en obras como ‘Mi Lucha’ de Adolfo Hitler o los artículos de Francisco Franco en el diario Arriba.
Cada día hay docenas de comentarios de amantes de Goebles repletos de masofobia en las redes sociales, pero tenemos bastante claro que usted no es uno de ellos. Si no, no nos tomaríamos la molestia de escribirle.
La Masonería moderna es, en realidad, antigua. Tiene cerca de 300 años. Y, desde entonces, desde el siglo XVIII propone dos cosas: que cada ser humano alcance la condición de librepensador y que tolere a sus semejantes. En nuestras logias, desde entonces, seres humanos de todas las razas y condiciones sociales, de todos los credos religiosos e ideologías políticas, se reúnen, dialogan, escuchándose sin interrumpirse y, por encima de sus diferencias, reconocen en el otro a un igual, a un hermano en la condición humana. ¿Se imagina usted una reunión de judíos, musulmanes y cristianos abrazándose como hermanos con la Biblia el Corán y el Tanaj abiertos de par en par? Pues eso es lo que pasa en las logias masónicas.
Todos los integrismos religiosos y totalitarismos políticos, todos los guardianes de la pureza y el pensamiento único, da igual el signo, nos han perseguido. Para el integrista religioso el masón es un infiel a la verdad revelada por no combatir las demás religiones. Los totalitarismos políticos del siglo XX, que quisieron derribar las democracias, utilizaron el mismo argumento que usted ha tomado prestado: el mundo se dirige en las logias masónicas mientras tiene lugar la ficción democrática. Con ese argumento se persiguieron las logias masónicas y, de paso, se derribaron las democracias en los años 30 para sustituirlas por un jefe fuerte y visible.
Cada día, en redes sociales, sufrimos una avalancha de masofobia consciente de los guardianes de la pureza frente a nuestra celebración de la heterogeneidad humana. Su comentario, porque es inconsciente, es mucho más doloroso. Porque demuestra la más excelsa victoria de aquellos pensamientos únicos, al conseguir que alguien que los aborrece utilice sin darse cuenta su argumentario.
Quisiéramos invitarle a reflexionar de donde proceden sus ideas sobre la Masonería. ¿Conoce a algún masón? Estaríamos encantados de recibirle para contestar a todas las preguntas que quiera hacernos sobre nuestra institución. Sería un honor.
Equipo de Comunicación
Gran Logia de España – Grande Oriente Español